La reproducción de
los tiburones, y de los escualos en general, presenta un interés
excepcional. Ante todo, en los escualos, como en todos los
seláceos, la fecundación es interna. Existe, pues,
acoplamiento, y a este efecto los machos están provistos de
órganos copuladores (los mixopterigios) adjuntos a las aletas
pelvianas, caracter que permite, a simple vista, distinguir a un macho
de una hembra.
El mecanismo del acoplamiento ha sido un enigma
durante mucho tiempo, en particular en las grandes especies; no
obstante, Clark (1963) pudo ver y describir la copulación de dos
Negaprion brevirostris en
cautividad. Para las especies pequeñas, que se pueden estudiar
fácilmente en un acuario, las informaciones son
más numerosas y precisas.
Pueden presentarse tres casos:
1º. El huevo, fecundado en el oviducto, atraviesa una
glándula nidamentaria, donde se rodea de una envoltura
córnea; seguidamente es expulsado y el embrión prosigue
su desarrollo encerrado, estando su nutrición asegurada, hasta
el momento de la eclosión, por una provisión de vitelo
que se consume poco a poco. El joven escualo rompe entonces su
envoltura por medio de movimientos apropiados, ayudados por la
secreción de una "glándula frontal", o " glándula
de eclosión". Es el oviparismo, modo de reproducción que
se encuentra notablemente en las pintarrojas.
2º. El huevo fecundado no es expulsado y el
embrión se desarrolla y crece en el interior del oviducto,
que puede tomar entonces el nombre de útero. Pero el feto no
tiene ningun contacto con la pared uterina y su subsistencia
está asegurada por una vesícula umbilical, cuya presencia
se puede constatar aun después de nacer. El joven es expulsado
cuando ya se encuentra en condiciones de buscarse su alimento. Es
el ovoviviparismo, o, mejor dicho, el viviparismo aplacentario,
que se puede observar en los representantes del género Ginglymostoma.
3º. El tercer caso es el viviparismo
placentario: el feto está unido a la pared uterina por un
cordón umbilical y una placenta que aseguran su
nutrición. Pero esta placenta no se puede comparar a la de los
mamíferos, ya que los seláceos no existen ni el
alantoides ni el amnios. Este viviparismo, muy extendido entre los
tiburones, se ha observado en numerosas especies del género Carcharhinus.
ALIMENTACIÓN
Todos los tiburones son carnívoros.
Según su tipo de vida, sus presas están compuestas, para
las especies costeras y bentónicas , por crustáceos y
moluscos; para las formas pelágicas, por peces y,
ocasionalmente, para ciertos individuos de gran tamaño, por
mamíferos
marinos.